Durante mucho tiempo cuando en el baile hablábamos de técnicas de conducción iban siempre dirigidas a el chico. Esto ha cambiado. Independientemente de cuál sea el género, debemos establecer quién será el emisor/a y quién será el receptor/a.
“Tú solo déjate llevar”, dicen. A día de hoy se sigue pensando que quienes se dejan llevar o deben de seguir a su pareja de baile no tienen que hacer nada para bailar, salvo saber algunas figuras y no perder de vista (cual francotirador) al objetivo, las manos de la pareja. Una tarea que se convierte en estresante si no asimilas el baile con naturalidad pero con consciencia de tu cuerpo y tus movimientos.
Si piensas que seguir a tu pareja al momento de bailar es algo que fluye y que todos llevamos de serie, tenemos que decirte que no es así. Es una habilidad como cualquier otra, que necesita de práctica y constancia.
Aquí mando yo
Al momento de bailar en pareja entramos en conflicto cuando las dos personas quieren dirigir. Dejando claro quién será el emisor y quién será el receptor podremos abordar el tema en cuestión, seguir a la pareja o dejarse llevar.
Es, sino la primera, una de las primeras indicaciones que damos a las parejas cuando se inician en el maravilloso mundo del baile. Solo uno/a de los/as dos es quien realizará la función de emisor, es decir, quien dirige o conduce a la pareja.
Vicios adquiridos
No solo pasa en los principiantes. Más de una vez hemos oído decir: “va en piloto automático”, es decir, tu pareja te gira a la derecha y tu das doble giro, onda hacia atrás y un cambré. En ocasiones hasta te atreves a decir: “es que no me sabe llevar”. Paciencia… 🙁
Todas las indicaciones tienen la finalidad de que ambos disfruten del baile, que se compenetren, y para ello el/la receptor/a tienen que tener presente, entre otros, algunos detalles como:
- No estrangular las manos de la pareja.
- Evitar dejar caer todo el peso del cuerpo sobre el otro.
- Ser conscientes de no levantar los codos en los giros (para hacer lo que tu pareja no te ha indicado) y así poner en peligro, su nariz, su cabeza o cualquier miembro que esté a tu alcance.
Seguir antes que dejarse llevar
Son muchos los factores a tener en cuenta para que tanto la conducción (que realizará el emisor/a) como el seguimiento (que realizará el/la receptor/a) vayan en consonancia. Para guiarte en el seguimiento te daremos algunas técnicas y pautas a seguir.
Comenzaremos porque tomes consciencia de tu cuerpo y te enseñaremos cuánta tensión debes sentir, cuánta aplicar y en qué momentos. La posición de tu cuerpo es muy importante y es algo en lo que insistimos con nuestros alumnos. A partir de una buena posición tendrás más fluidez y armonía en los movimientos.
Realizarás figuras que comienzan de la misma forma pero que terminan de manera diferente, a elección del emisor. Esto te ayudará a seguir y no a memorizar. El hecho de que aprendas figuras es importante para desarrollar tus habilidades pero no puedes dejar de lado la improvisación. El bailar con sentimiento nos hace auténticos.
Llegados a este punto nos debe de quedar claro que, tan importante es la conducción como el seguimiento. Y como no podía faltar, nos encontramos con diferentes tipos de seguidores/as.
Un emisor para cada receptor
Al igual que desarrollarás un estilo propio te encontrarás con que cada emisor te dirige de una manera diferente y por supuesto, según tu estilo de baile, tendrás preferencias por unos más que por otros.
La alegría de la pista.
Sale a la pista con fuerza, entregando cuerpo y alma en cada movimiento. El baile es su medicina y su escape, ha venido a divertirse y no sabe cómo ha podido vivir tanto tiempo sin bailar. Este bailarín/a será feliz con una pareja que le dirija pero que le de tiempo y espacio para ser creativo/a.
La seriedad ante todo.
Esta figura ve el baile como si de una competición se tratase. Le gustan los desafíos y los retos. Es fiel seguidor/a de congresos buscando a los mejores para intentar ponerse a la par. Su pareja ideal será aquella que comparta su estricto control con lo que hace. Lo vive, si, pero a veces se le olvida.
El espectáculo acaba de comenzar.
Como si de un/a super star se tratase, con cada baile ofrece su mejor espectáculo. Con un estilo y poderío difíciles de igualar. Pone toda su pasión en cada pieza. Su pareja, sin duda, debe dejarle interpretar y hacerle brillar pero a su vez formar parte del espectáculo.
Literalmente social.
Será la pareja que espera un baile sin prisas y relajado que le permita conocer a su compañero/a y conectar con él/ella, ¿y por qué no?, conversar un poco. Si el perfil Literalmente social se encuentra con un bailarín/a de los de 10 giros seguidos se volverá loco/a. Así que, preparados para socializar.
Podríamos seguir hablando de tipos de bailarines/as o simplemente de que en cada baile incluímos nuestro estado de ánimo, nuestras expectativas para esa noche o esa canción por la que hemos ido a bailar y estamos esperando.
Cada baile y cada bailarín son únicos, lo que queremos conseguir es que se pierdan las fronteras entre emisor y receptor. Que fluyan al ritmo como si hubieran bailado juntos/as toda la vida. Finalmente que hagan con su cuerpo una sinergía para todos los sentidos.