Be water my friend

La filosofía de Bruce Lee aplicada a bachata y salsa

¿Sabes esos cafés que dan lugar a conversaciones que invitan a reflexionar? Esos cafés nos encantan e imaginamos que, por supuesto, a ti también.

Hace no mucho tuvimos uno de esos “momentos de café” con un amigo y alumno en el que nos contó su experiencia personal sobre el aprendizaje del baile. Nos pareció tan curiosa e interesante que decidimos compartirla con vosotros en nuestro blog.

El Furor del Dragón

Todos los que somos y estamos por aquí sabemos quién fue Bruce Lee (o al menos hemos oído hablar de él en algún momento).

Muchos de nosotros hemos sido y/o seguimos siendo grandes fans de sus películas y sus enseñanzas; de pequeños soñábamos que algún día nos convertiríamos en poderosos y valientes guerreros, luchando contra “chicos malos” en nombre de la justicia… e incluso alguno conocemos que llegó a hacer algún agujero en la puerta de su habitación para después llevar los dedos vendados un par de semanas 🙄🤣

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Algunos nos probamos con las artes marciales por un tiempo, aunque en la mayoría de los casos ese sueño de convertirnos en artistas marciales daba lugar a ir probando otras actividades menos “disciplinadas” para nuestra inquieta juventud.

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En cualquier caso y aun habiendo dejado atrás ese momento, no hemos dejado de ser fans (se dice fans o fanes? 🤔) de la parte filosófica de Bruce:

Sobre cómo encontrar la plenitud en la vida, cómo mejorar continuamente mediante el trabajo duro y el esfuerzo personal y, en general, cómo convertirnos en mejores personas.

De forma directa o indirecta, las palabras de Bruce Lee nos han empujado a probar cosas, aceptar nuevos retos y, por extraño que pueda parecer, nos enseñan a mejorar bailando.

Curiosidad divertida: Bruce Lee, antes de trasladarse a Estados Unidos, fue un gran bailarín. De hecho, era tan bueno que se proclamó campeón de ChaChaChá en 1958 y dio lecciones de baile a parejas adineradas durante su viaje a América.

Aprendizaje y mejora personal

¡Ok! ¡Volvamos al presente! Bruce Lee es un gran precursor del aprendizaje y mejora personal, hasta el punto en que observó que el proceso de aprendizaje puede ser dividido en tres fases, o como él las llamaba: “Las Tres Fases del Cultivo”. Aquí te dejo un pequeño extracto de “El Guerrero Interior: La Filosofía de Bruce Lee (1966)”:

La primera es la etapa primitiva. Es una etapa de ignorancia original en la que una persona no sabe nada sobre el arte del combate. En una pelea, simplemente bloquea y ataca instintivamente sin preocuparse por lo que está bien o mal. Por supuesto, no es en absoluto técnico, pero, sin embargo, al dejarse llevar por el instinto sus ataques y defensas son naturales.

La segunda es la etapa técnica, o etapa de sofisticación. Esta comienza cuando una persona comienza su entrenamiento. Aprende las diferentes formas de bloquear, golpear, patear, pararse, respirar y pensar.

Adquiere el conocimiento técnico del combate, pero, desafortunadamente, su esencia original y su sentido de libertad se pierden y su acción ya no fluye por sí misma.

Su mente tiende a bloquearse ante diferentes movimientos para realizar cálculos y análisis y, lo que es peor, puede sentirse frustrado al verse “intelectualmente limitado” perdiendo la perspectiva de su realidad actual.

La tercera es la etapa “espontanea”, la cual llega cuando, tras años de práctica dura y disciplinada, el estudiante es consciente de que, después de todo, un puño es un puño y una patada es una patada.

En lugar de tratar de imponerse mediante su mente, se ajusta a su oponente como lo hace el agua sobre un muro de piedra. Fluye a través de la más mínima grieta. (Be Water My Friend)

Deja de pensar, se mueve y reacciona instintivamente ante el oponente volviendo a su propio yo y a su libertad original, pero con el conocimiento asimilado e interiorizado de la técnica, el cual le permite expresarse con claridad.

¿Mola o qué?

Ahora piensa: Aunque estas palabras están orientadas al desarrollo de las aptitudes de un luchador o artista marcial, la esencia de las mismas es absolutamente aplicable a la práctica del baile:

La primera etapa: El estudiante nunca ha recibido una clase de baile. Baila reaccionando a la música de forma instintiva, sin ser consciente de qué está bien o mal.

Aunque no es técnicamente correcto, sus movimientos y expresiones son fluidos porque simplemente se deja llevar por la música que le gusta, con la que conecta y que le mueve.

La segunda etapa: El estudiante comienza sus clases de baile y se le enseña a hacer movimientos, giros y figuras específicas. Ha aprendido cómo moverse en sentido técnico, pero su sentido original de la libertad se ha perdido y su acción no fluye.

Su mente se bloquea en muchos movimientos (y se queda haciendo el básico… 🤣) pensando en qué tiempo se hacía tal paso o con qué mano comenzaba tal figura.

La tercera etapa: Tras años de práctica el estudiante ha interiorizado la técnica y no necesita pensar. Se ajusta a la música. Todas sus técnicas y figuras se han asimilado hasta el punto de dominarlas de forma natural, fragmentadas en pasos esenciales, los cuales maneja, une y desune con soltura.

La mente deja de bloquearse y se abre a la creatividad viendo más allá de lo aprendido.

¿Qué podemos aprender de esto? Principalmente tres cosas:

1. En la bachata y la salsa la técnica es importante

Antes de que una persona pueda alcanzar la tercera fase necesita dominar la técnica, poder observar desde un ángulo “científico” con el propósito de entenderlo, comprender como funciona de principio a fin.

Si pasamos por alto el aprendizaje de la técnica, la persona jamás podrá mejorar más allá de su condición inicial, de la primera etapa.

2. En la bachata y la salsa no hay que obsesionarse con la técnica

“Espera…, ¿qué? Pero si hace un momento has dicho que…”

Efectivamente, esto que te digo aquí puede parecer contradictorio, pero piensa: Una vez que ya conoces la técnica, la comprendes y la ejecutas correctamente… llega el momento de interiorizarla y, apoyándote, abrir la puerta a tu estilo propio de manos de tu creatividad.

Es necesario que explores todo lo que la técnica te puede dar y superarlo. Sólo de este modo podrás encontrar la verdadera libertad de bailar siendo tú mismo, en lugar de bailar como cualquier otra persona.

“Cuando nos liberamos del condicionamiento mecánico encontramos la pasión en la simplicidad. El hombre clásico es un conjunto de rutinas, ideas y tradiciones. Si seguimos este patrón clásico estamos entendiendo la rutina, la tradición, la sombra, pero no nos estamos entendiendo a nosotros mismos”.

3. En la bachata y en la salsa, un buen maestro nunca deja de ser alumno

Nunca lo sabremos todo y siempre habrá algo nuevo que aprender. Todo en esta vida es un cambio constante y debemos tener la capacidad de adaptarnos.

En el baile también. Siempre hay nuevas tendencias, nuevos estilos y nuevas técnicas para aprender, las cuales siempre suman.

Y para finalizar esta entrada del blog, te vamos a dejar una última reflexión:

“Cuando la vida es tu maestro todo se convierte en aprendizaje”.

¡Y ahora déjate el móvil o el ordenador y tira a bailar!